domingo, 14 de diciembre de 2014

La poesía de Jean Aristeguieta, estudio y antología


La poesía de Jean Aristeguieta, estudio y antología.
Autor: Hugo Emilio Piedemonte
Ediciones Agora, Madrid, 1955.

Resumen:


El análisis del autor inicia con lo que la propia poeta Jean Aristeguieta ha escrito sobre su formulación poética, conocida en su Manifiesto:

Esta es la historia capital de mi nombre por pasión y sueño de la Poesía. Este es el torrente maravillado de mi acento con alas y violencias de integridad, con desesperaciones y éxtasis, con fuego de oro en las mejillas, rodeándome de ternura inefable. Porque simplemente soy de la Poesía, a quien sirve con el ardor de mi mensaje de viento, de nostalgia, de lucidez, de tormenta, de rocío y de música del cielo, de bruma tornasol y de rayo, de lirio bañado por la lluvia nocturna, de amor vertiginoso y verdadero” (Pág. 21).

Jean, dice Piedemonte, catea el alma de su pueblo con instinto liberador y comunicativo, un aspecto que realiza con una vibrante peculiaridad simbólica, no sólo poética sino histórica y por tanto social y esencial que es Bolívar, con la presencia de su nombre y por sinonimia, porque tácitamente cuando se escribe libertad, la palabra contiene a quienes la han sustentado. La cultura de esta poeta, añade el autor, muy sensible y muy versátil, no es sólo reserva, depósito de valores, esos valores son transformados y aquellas reservas gastadas en nuevas inversiones de poesías.

Mantiene su prioridad americanista, invoca y evoca las cosas como son, le canta a Bolívar y, en él, a su pueblo, y éste es uno de los aspectos más extraordinarios, lo americano en Jean es inmediato.

Destaca su prosa que aunque combativa y social (...), no deja de tener un clímax lírico, su gradación estética, lograda sin incurrir en eufemismos vergonzantes. Los ejemplos suyos son una verdadera catarsis, encontrándolo en cada verso como señal de un ideario alerta…frente a ese mundo de la podre, importado de una Europa infraespiritual…

Castigos para los enemigos de la patria. Azufre para los que se venden y calumnian. Exterminio para los que niegan tu credo. Padre mío padre mío. No dejes que el farsante oprima al justo” (Pág. 37).

Gran parte de su obra está dedicada a la exaltación de América, especialmente su país, dice Piedemonte, así la fauna y la flora campean verídicas y triunfantes en la expresión, impregnando el verso de una silvina hermosura. Pájaros y flores, árboles y ríos conviven en su égloga. La naturaleza se presenta intensiva, rezuma una vívida –y casi fabulosa- creación bucólica.

Bolívar es una temática constante, enfatiza Piedemonte, en cada palpitación de los versos, en el ímpetu de cada frase, resuena el épico redentor de Carabobo, la epopeya de un pueblo. Y es éste, -el pueblo humilde y sufrido en cada ser- otra presencia genuina de aquel Cid (Jean), su multitudinaria voz, el concentrado gesto, la batalla cotidiana de una tradición testimonial: la patria hecha trabajo y sudor bolivarianos. 

Sus expresiones poéticas no transigen jamás en ser un cántico para el lujo y la “alta sociedad”: muy por el contrario, argumenta el autor, es alerta siempre lo que se exclama a plena conciencia, lo que urge a la fidelidad democrática en América, ésa que han dejado los héroes y que han heredado los pueblos, a pesar de quienes la zahieren y relegan en piras de la oligarquía.

Eres conjuro de fuerza en tus obreros, eres conjuro de esperanzas en tus niños” (Pág. 52).

domingo, 7 de diciembre de 2014

Sentido religioso de la obra literaria de Jean Aristeguieta


Sentido religioso de la obra literaria de Jean Aristeguieta
Autor: Ángel Martín Sarmiento
Ediciones Garrido, Caracas, 1956. 
Revisado en Biblioteca Nacional

Resumen:

Se trata de una interpretación de la obra de Jean Aristeguieta que hace el autor, Ángel Sarmiento de la que considera la figura más discutida de la joven poesía escrita en Venezuela: Para Jean, la poesía era la esencia del todo. Así lo refrenda en este libro con su rubrica y más que “una raíz de su alma”, su poesía es su misma alma.

Dice Sarmiento que Jean nos ha dado una poesía que no es ni colorista ni acromática. Poesía en función de personalidad (...), un crítico y comentarista español me llegó a decir sobre la obra de Jean: “Que nervio y que energía…pero un nervio y una energía que se retuerce al exterior. Si no me lo hubieras indicado, nunca hubiera creído que se trata de una mujer, de una joven”.

Ella ha concebido la poesía como algo trascendente en su esencia:

En esta mitad del siglo, cuando se abusa de melindres, cuando se miran las insulseces artísticas de Walt Disney, 'el genial', cuando se trafica con lo que no tiene límites como lo es el arte, en esta época de turbulencias y de estupor, para mí, Jean, en vértigo de poesía, vértigo de amorosa poesía, de poesía-poesía, me doy a ser quien soy, así me ahorquen por materia deslumbrada. Yo soy quien soy en esta hora de atropello a la razón. ¿Y quién soy yo? Yo soy quien soy, lágrima y júbilo de amor-poesía”. (Poesía Me hundo en tu fiebre, Pág. 114)

Explica el autor que la poesía era para ella un jardín de lumbre con aromas (Pág. 49). Refiere que Platón definió a la poesía como divina virtud, y Jean escribió “…De allí la división ripiosa de poesía femenina la cual usada en sentido contrario parecería absurda: poesía masculina. Pues, ¿tienen sexo la sabiduría, la virtud?". Para Sarmiento, ella rechazaba eso de poetisa, vocablo que a su entender amparaba la denominación de poesía femenina: Jean nos va a dar una literatura entera, recia, objetiva…la mujer poeta que llegó a escribir, en Embriaguez de mi pulso, Pág. 26: Poeta no es ser hombre o ser mujer. Poeta es ser pulso de la humanidad”. 

Jean ha sentido hondamente las tres dimensiones que a juicio de Sarmiento, definen la poesía: instinto, pasión e intuición, como razón vital, o sea necesidad. Es algo que ha nacido con ella y en ella: “Mi pasión es la poesía, mi patria es la poesía, mi muerte es la poesía, mi porvenir es la poesía” (Embriaguez de mi pulso, Pág. 9). Añade Sarmiento que la poesía-pasión la lleva a Dios, esta inmanencia de lo divino en la poesía la vuelve a reafirmar Jean en expresiones como éstas: "eres poesía, el intacto sino de Dios, eres la torre, eres el reflejo de Dios…poesía esencia de lo infinito”. Una entrega vital en la poesía que la lleva al éxtasis: “Con el alma traspasada por el éxtasis, poesía, me hundo en tu fiebre”… 

Para el autor: Jean Aristeguieta es poeta hoy y siempre, por la eternidad porque es la suya poesía vital, necesidad vital, es la mujer-poeta de la poesía universal que se da y se vive sin especificaciones. Es una poesía positiva hasta el sumo, precisamente por ser esencialmente purificadora, la vive, la contempla y la predica.

Así, dice el autor, Jean define la poesía como “intactos signos de Dios. Por eso habitas en los parques de árboles hermosamente tristes, en las iglesias con himnos en latines y soles de órganos, a las orillas de los bosques con savias plenas de frenesí y te siento en los besos del amor ya huracán, ya arcoíris".



Asís materia del éxtasis

San Francisco de Asís.

Desearía retirarme a tu heredad
con alondras espigas cierzos árboles
permanecer oyendo a Santa Clara
en su votiva límpida templanza.

Desearía existir maravillada
en tu confín de tiempo medieval
junto a la piedra rosa y el geranio
adivinando el aire en su desvelo
y rezar por mi madre inolvidable.

Asís oh potestad donde me postraría
sin tumulto sin miedo sin angustia
cuánto daría por besar tu aroma 
tu limpidez total corola absorta
tañido de vihuela de los ángeles
búsqueda del amor de Jesucristo
oh trémula cadencia espejo ardiendo.


Jean Aristeguieta. Poema del libro Asís materia del éxtasis,Ediciones Rondas, Barcelona, España, 1979, que fue publicado en la Revista Chivilcoy poético Nº4, diciembre 1996, Argentina.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Guasipati: se sabía cuna de princesa


Jean: doña Jean en el tiempo

Jean juró cumplir y hacer cumplir los estatutos de la Academia, en especial los deberes inherentes a su cargo.

Por Horacio Biord Castillo (*)
Fotos: Gracia Salazar Lermont / María Elena Pacheco / Alba Marina Gutiérrez
Texto publicado en Reporte Católico Laico

Jean Aristeguieta Capella es una distinguida dama venezolana, poetisa y divulgadora de la literatura venezolana y de lengua española. Nacida en Guasipati (estado Bolívar) el 31 de julio de 1921, Jean aún se encuentra activa a sus 93 años. El 14 de julio de 2014 fue electa miembro correspondiente por su estado natal de la Academia Venezolana de la Lengua y el miércoles 26 de noviembre fue juramentada por el presidente de la corporación, don Francisco Javier Pérez, quien le hizo entrega del diploma que la acredita como tal. El acto se llevó a cabo en la residencia de Jean, en Caracas, un espacio lleno de recuerdos y vivencias. Junto a familiares, amigos y una representación de académicos, muy cerca de la habitación que fuera taller de pintura de la sublime Elvira Senior, cuyos cuadros llenaban de colorido y sonrisas el acto y el corazón de los asistentes, Jean juró cumplir y hacer cumplir los estatutos de la Academia, en especial los deberes inherentes a su cargo.

El acto no podía ser más emocionante. Doña Jean Aristeguieta, como lo quiere el tratamiento académico, es una de las escritoras más reconocidas y de larga trayectoria en nuestro país. Sus primeros textos fueron escritos en su adolescencia, en la década de 1930, en Ciudad Bolívar, adonde se había trasladado para cursar estudios. Desde entonces, Jean ha honrado la tradición literaria venezolana con su escritura, que abreva en los clásicos helenos y españoles. Bendita esta mujer de cuyas manos han salido tantas caricias para el alma y el espíritu, en forma de poemas, aforismos o textos en prosa.

El miércoles 26 de noviembre fue juramentada por el presidente de la corporación, don Francisco Javier Pérez, quien le hizo entrega del diploma que la acredita como miembro correspondiente por el estado Bolívar.
Jean, menuda y llena de una belleza que se une a los colores y formas de los cuadros que engalanan su hogar, vibra y hace vibrar en un país tan necesitado de ejemplos como el suyo. Ha dedicado toda su vida a la poesía, a la literatura, a las artes, a la meditación, a los viajes, a la divulgación y, fuerza de donde dimana todo lo anterior, al amor plácido y sereno que se inspira en los cánones de belleza y vida de la antigüedad greco-latina. Jean del Orinoco y de Venezuela, pero también Jean de América y de Grecia, de esa Grecia inmortal que somos nosotros, como han sostenido varios pensadores, porque valoramos con perspectiva histórica el legado antiguo. No en balde Jean escribió uno de sus libros fundamentales (titulado Hélade, publicado en 1980, y dedicado “a Elvira Senior, [/] en testimonio de emocionada [/] gratitud por su compañía [/] durante este itinerario helénico”) como un homenaje a esa tierra que ella, de niña casi, en Ciudad Bolívar adivinó en el alienígena nombre de una balandra que surcaba las a veces tranquilas, otras bravías, aguas del gran río. La embarcación se llamaba Safo. No era el nombre de un encanto ancestral, que poseyera como dueña las antiquísimas lajas de los raudales guayaneses, sino el de la décima musa, que desde entonces subyugó a la gran Jean, acaso la undécima de ellas.

Bienvenida sea nuestra Academia de la Lengua, correspondiente de la Real Española, a la obra y vivencias de doña Jean Aristeguieta Capella.
Jean en sus libros. Jean en el retrato que de ella hizo el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. Jean en el busto que le esculpió una escultora de origen libanés. Jean en los retratos y en el nombre suyo dicho mil veces, musitado junto al Ávila para que ningún pájaro se lo lleve a la orilla de la playa y, de la lengua del mar, a ningún sórdido, por lejano, rincón del mundo.

Para la Academia Venezolana de la Lengua es un honor contar entre sus miembros a doña Jean Aristeguieta Capella, quien por esta vez le permite a la institución no quedar incompleta. Para Venezuela es un acierto que la Academia la haya acogido entre sus miembros, pues nos recuerda a todos la necesidad de cortar los retoños, tan comunes en esta tierra de gracia y de desgracias, del mítico árbol de loto. Que el olvido no se lleve a nuestros valores más imperecederos. Las máscaras de la desmemoria han de lavarse en las aguas claras de los ríos, de los morichales, de la lluvia menuda o fuerte que riega las sementeras y los jardines.

Jean era ya académica correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz. Ahora, por derecho propio, lo es de la más antigua de las academias venezolanas, que con la incorporación de esta poetisa cierra, de alguna manera, pero con broche de oro, la celebración de sus 130 años.

Jean y su escritura han de perdurar como guiño amoroso, sonrisa y “palabra en el tiempo”, tal cual decía Antonio Machado de la poesía. Bienvenida sea nuestra Academia de la Lengua, correspondiente de la Real Española, a la obra y vivencias de doña Jean Aristeguieta Capella.

(*) Investigador, escritor, profesor universitario, Individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, Individuo de número de la Academia de la Historia del Estado Miranda, jefe del Centro de Antropología del IVIC.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Autorretrato con una estrella

Ilustración aparecida en  la hoja cultural Imán, pliego 101, Zaragoza, España, 1990.

Tanta elegía azul tanta nostalgia
convertida en un vértigo de aroma
Títulos homenajes y misterios
descripción de la belleza
imagen de la melancolía
itinerario del delirio
diccionario de arcángeles
epigrafía de las flores
diccionario de las flores
diccionario del viento
diccionario de los espejos
diccionario de la imaginación
diccionario de la poesía.
En medio de la noche
leyendo estrofas de grandes poetas
al fondo el oratorio
al rey David por Honegger
Medito como siempre en la belleza
en el deslumbramiento
en la avidez mental
y sus emblemas sin ocasos.
Vivo  -viviré- hasta la consumación
en medio de símbolos de fuego
junto a la heredad de la belleza
consagrada a imágenes intemporales
allí soy la tormenta el iris soy la rosa.
Nunca he defraudado
ni a la rosa simbólica
ni a la torre del sueño.
Violines de ansiedad
en la alta vigilia
sin ojos y sin nubes.

Jean Aristeguieta. Poema del libro Memorial de la nostalgia, publicado en la hoja cultural Imán, pliego 101, Zaragoza, España, 1990.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Incorporada Jean Aristeguieta a la Academia Venezolana de la Lengua

Jean Aristeguieta con los miembros de la Academia Venezolana de la Lengua: Carmen Mannarino, Horacio Biord Castillo, Francisco Pérez y Rosalina García haciendo entrega del certificado que la incorpora como miembro correspondiente por el estado Bolívar a la Academia. 
Fotos cortesía Alba Marina Gutiérrez.

Jean Aristeguieta, la poeta venezolana más publicada del siglo 20 y con una vasta obra traducida al griego, francés, hebreo, inglés, italiano, portugués y ruso; es incorporada desde hoy miércoles 26 de noviembre de 2014 como miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL).

Nacida el 31 de julio de 1921 en la población de Guasipati, la afamada poeta inició su brillante carrera en 1941 con el texto “Alas en el viento”, el cual fue galardonado con la Mención de Honor en el concurso de la Asociación Cultural Interamericana de Caracas. En sus 73 años de trabajo dedicado a la dimensión poética, Jean Aristeguieta ha plasmado en 72 libros editados dentro y fuera de Venezuela, cerca de 50 manuscritos inéditos de poesía y en sus memorias, trazadas en verso y en prosa titulada “Mi vida en la poesía”, su entrega absoluta a la poesía.


Explicó el doctor Horacio Biord Castillo, secretario e Individuo de Número de la AVL, que la decisión se fundamentó en “la dilatada trayectoria poética de Jean Aristeguieta, su sostenida consagración a la escritura desde su juventud, sus esfuerzos para divulgar la poesía venezolana y relacionar a poetas de diversos países. Se trata de una escritora y editora ampliamente reconocida”. 
Doña Jean Aristeguieta acompañada por los miembros de la Academia, Rosalina García y Horacio Biord.
Aristeguieta, quien escribió su primer poema “Viento que levanta canciones distantes” a los 14 años, recibió la distinción con gran emoción y agradeció a “Dios y a la poesía que siempre han venido a mí”. De esta forma, el nombre de la poeta guayanesa, laureada con el Premio “José Vasconcelos” (México, 1985) y el Premio de Poesía “Friedrich Holderlin” (Alemania, 1999-2000), se une al de monseñor Mariano Gutiérrez Salazar y al de Milagros Mata Gil, como los tres representantes, por el estado Bolívar, de la Academia Venezolana de la Lengua.

martes, 25 de noviembre de 2014

Jean Aristeguieta sigue escribiendo con fe (*)

Poeta viajera, vivió en España unos años, además fundó en Madrid la revista de poesía “Árbol de fuego”.

Por: Astrid Lander

Cuando se aborda a Jean Aristeguieta, una primera sorpresa nos brinda: es la poeta venezolana viva que más ha publicado libros tanto en Venezuela como en el exterior. Se cuentan al menos 60 libros editados, además posee otros 50 poemarios inéditos. Esto testifica su fertilidad creadora y dedicación exclusiva a la poesía. Otra sorpresa: la distribución de sus libros por internet. A este respecto, la poeta no está al tanto de que a través de ese medio se pueda obtener referencias acerca de ella. Y enternece la curiosidad de la poeta por saber de qué se trata. Es una lección de vida constatar que a esta edad respire tanta ilusión.

Poeta viajera, vivió en España unos años, donde publicó gran parte de su obra, además fundó en Madrid la revista de poesía “Árbol de fuego”, con poemas de diferentes poetas del mundo y también crítica, reseñas, meditaciones estéticas, siempre desde la poesía misma. Ha sido traducida a varios idiomas y dialectos, publicada en antologías de poesía internacional y sobre todo, cuenta con la admiración de personas honorables en el medio literario mundial, y amigos poetas que la veneran.

Poeta premiada, posee el José Vasconcelos de México, el Diploma Maestro de Poesía de Chile, la Medalla Institucional en su Clase Única de la Asociación de Escritores Venezolanos, el Premio de Poesía Hölderlin y entre otras distinciones literarias, goza del título de Condesa Paladina Von Derneck, el cual le fue adjudicado por su distinción como mujer y como defensora de la poesía. Además, por su afán en abanderar la voz poeta sin distingos de lo femenino ni masculino y actualmente le emociona constatar que esta idea se ha fortalecido con los años.



Jean Aristeguieta es un milagro en la poesía venezolana.
Mujer célebre que es, tanto en su persona como en su poesía, melómana, lectora infatigable de los poetas consagrados, seguidora de Francisco de Asís y Santa Teresa de Jesús, profesa un culto por la Hélade, por todo lo que evoca el mundo griego, su filosofía y poesía, catarsis teatral, mitología, sus templos e islas. El hermoso libro “Hélade” es una suerte de contemplación poética de su viaje por Grecia, narrado en tercera persona. Conmueve el primer párrafo en el que escribe: “Cuando en la adolescencia vio grabado el nombre de Safo en una goleta que navegaba por el Orinoco, percibió lo legendario”. Ahí pienso que germinó y se iluminó la pasión poética en Jean Aristeguieta.

Entonces publica su primer poemario “Alas en el viento” en 1942, y desde allí se perfila la riqueza de su poesía, la cual la hace una de las protagonistas del desarrollo de la poesía venezolana. Cuando la leemos, hallamos la fineza en sus poemas-joyas, y asimismo advertimos la constante formalidad de la poeta cuando tiende a juntar con guión, dos o tres palabras, para ampliar la resonancia multifacética del lenguaje. También visualizamos la audacia adelantada de la presentación de sus versos sin comas, sin puntos seguidos ni puntos aparte, que fluyen sin trabas y siguen la libertad de la forma en la poesía, sin perder la coherencia ni la cadencia poética. Otro recurso efectivamente logrado es la reiteración de sustantivos en la misma línea para adjetivar la segunda y tercera repetición del sustantivo. Todo ello le confiere sonoridad a su poesía, la cual es además de acústica, contemplativa, palpable, emotiva. Tal es el resultado de las descripciones, de las imágenes tan vívidas.



Ha sido traducida a varios idiomas y dialectos, publicada en antologías de poesía internacional.
Poeta solar, que celebra la belleza, la luminosidad, la pureza, la fe en la vida como tal. Elevada, armónica, libre. Aun cuando hable de la oscuridad, allí mismo alumbra una chispa de luz, así cuando versa a la muerte, viva como la vida.

Jean Aristeguieta es un milagro en la poesía venezolana, basta leer un poemario suyo para detectar la paz, la plenitud, la gracia. Es su obra una poesía de la flora y fauna, con la enumeración detallada de la naturaleza para hacerla suya. Parte desde su paisaje oriundo de selvas y piedras preciosas de la Guayana, de la aldea natal Guasipati, y se contagia entre los paisajes del mundo que ha recorrido e imaginado. En el libro “Poemas Venezolanos” el poema titulado “Un texto para mi aldea” escrito en la distancia, desde Madrid, en 1965, culmina así: “Ninguna como ella la aldea cuya inmanencia / cubre de abrasadora belleza cuanto escribo”

También descubrimos en esta poeta numerosos poemas ars poética. De poesía como oración, como puente a lo sagrado. Poesía como verdad. La espiritualidad de la poesía se respira en los textos del poemario “Antología del ser”, publicado en Chile, en el 2002: “Descripción de la poesía / itinerario del delirio / diccionario de arcángeles / epigrafía de las flores / imagen de los espejos”

Con equilibrado estilo destila versos como torrentes, límpidos y níveos. En “El país de las mariposas” las palabras como mariposa, fábula, rocío, magia, arcángel, son leit motiv que la acompasan, como ecos deleitables, a la par que expresan luminosidad.

La doble lectura que detectamos en la totalidad de su poesía, la simbolización, lo enriquecedor de sus metáforas, da cuenta de lo que esta poeta inmedible contiene, de la expansión de su poesía.

Tal vez por su dulce humildad y sencillez no ha sido reconocida en el país como se lo merece, aun cuando está en el pedestal de la poesía. Tal vez no la hemos leído con detenimiento para seguir su legado y aprender de su perseverancia: 
“Pasan los años como cenizas y yo sigo creyendo en la belleza…Voy hacia la eterna poesía por siempre para siempre”. Esta es Jean Aristeguieta, tal como ella misma escribe: “mujer mujer mujer / poeta desvivida”.

(*) Este texto fue publicado el 21/sept/2009 en publicarteblog.blogspot.com

sábado, 22 de noviembre de 2014

Si no fuera por la poesía

Revista Manxa, 1977.

Memorial de la nostalgia


Poemas del libro Memorial de la nostalgia publicados en "Imán" de Zaragoza, España, el 6 de abril de 1990, a propósito del Año Internacional de la Poesía.

1 
Mi mano derecha es ta irreal como Venecia
y mi mano izquierda es semejante a la rosa.
2 
Siempre he sido quimérica
como una tormenta en Toledo
siempre he existido para lo insólito
como una alegoría frente al Partenón
para siempre y por siempre.
3 
A Antonio Fernández Molina 
Se perdieron sus huellas
en el humo en la brisa del adiós
huyeron como alucinaciones
sus versos y sus ecos.
4 
Tendría catorce años
Han pasado los signos como espejos
y yo continúo fiel al mundo de las mariposas
en un vaivén de flores inquietantes
mujeres sin asideros concretos
ebria de poesía sonámbula de estrellas
5 
Curso irreal de pájaros y nubes
solamente el amor todo resiste.

Un jardín para la muerte


Homenaje a Teresa de la Parra
Del tallo solitario del olvido
se desnudó la flor de su recuerdo
semejante a la niebla prisionera
en aire de cristal inaccesible
Tocaba su sueño de melancolía
la rosa con su claustro desvivido
de nieve errante sin hallar destino
en amarillo frío de renuncia
De su antigua esperanza terrenal
el encendido amor se derrumbó
como ángel de ceniza laberinto
sellado por las aguas del adiós
Muerte que tiene máscara y diamante
para cubrir la sangre y sus perfiles
muerte que diste desolada trama
a una imagen devuelta a las tinieblas.

1
En el ámbito de su origen
ella encontró
la atracción de sus formas volantes
Las contemplaba
encima de las orquídeas
donde triunfa el morado carmín
el topacio libre
la blanca intensidad
Entonces experimentaba
presentimientos de geometrías
que fulguraban hieráticamente
argumento que realizaba
semejante al arco-iris
o a las fugaces nieblas del crepúsculo

5
Las mariposas emergen
delgadas febriles ilesas
en la sensibilidad que las ama
en la identificación con lo recóndito
También han regalado dulzura
a quien necesitada de Dios
siempre está
Brasas volantes fanales del ensueño
tentativas que conducen
a laberintos en llama
y algo invencible para la poeta
la concentración de la armonía
lo que nunca se convierte en amenaza
en engaño en tiniebla despiadada


Destino de quererte


 Escrito en 1942

Podría gritar hasta romper mi sombra
Podría llorar como una triste niña
Y tu para quien soy, qué dirías entonces?
Si recordando fueras nuestros dardos de campo
Y a medir no alcanzaras mi ternura inefable
Yo quisiera morir esta noche,
Así lánguidamente como te cifró el alma

Nos uniremos
Un día determinante
Para siempre?


De ella y para ella, "siempre en la poesía"