sábado, 22 de noviembre de 2014

Un jardín para la muerte


Homenaje a Teresa de la Parra
Del tallo solitario del olvido
se desnudó la flor de su recuerdo
semejante a la niebla prisionera
en aire de cristal inaccesible
Tocaba su sueño de melancolía
la rosa con su claustro desvivido
de nieve errante sin hallar destino
en amarillo frío de renuncia
De su antigua esperanza terrenal
el encendido amor se derrumbó
como ángel de ceniza laberinto
sellado por las aguas del adiós
Muerte que tiene máscara y diamante
para cubrir la sangre y sus perfiles
muerte que diste desolada trama
a una imagen devuelta a las tinieblas.

1
En el ámbito de su origen
ella encontró
la atracción de sus formas volantes
Las contemplaba
encima de las orquídeas
donde triunfa el morado carmín
el topacio libre
la blanca intensidad
Entonces experimentaba
presentimientos de geometrías
que fulguraban hieráticamente
argumento que realizaba
semejante al arco-iris
o a las fugaces nieblas del crepúsculo

5
Las mariposas emergen
delgadas febriles ilesas
en la sensibilidad que las ama
en la identificación con lo recóndito
También han regalado dulzura
a quien necesitada de Dios
siempre está
Brasas volantes fanales del ensueño
tentativas que conducen
a laberintos en llama
y algo invencible para la poeta
la concentración de la armonía
lo que nunca se convierte en amenaza
en engaño en tiniebla despiadada


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De ella y para ella, "siempre en la poesía"