martes, 23 de febrero de 2016

Fuego de una presencia

Reproducimos algunos poemas de Jean Aristeguieta publicados en el blog La Isla Inquieta y que fueron recopilados por Gilberto Aranguren Peraza.


CIUDAD BOLIVAR

1

No LA VOZ SOMETIDA a rumbos limitados
no la entrega directa que jamás se rebela
sino sombra fluvial que pasa estremecida
con el recuerdo intenso que se inserta al silencio.

Capiteles de hojas silvestres fugitivas
inauguran un tiempo de ternura grabada
en lajas milenarias que parecen fantasmas
en seres con presagios de oscuras facultades.

Y entre nubes rojizas las tardes guayanesas
mirando al Orinoco en su jardín sonoro
y allí ver detenida en autobiografía
la sangre sus detalles sus veloces abismos.

2

¿Qué resta de aquel ámbito de infancia reflejada
de aquella adolescencia cercenada de sueños?
¿Qué afluencia interroga en desvelo azorado
la evocación primaria de la tierra distante?

Hacia el sur marca el signo hacia el sur de la patria
allí existe un país con un río como un mar
que a veces es plomizo como llanto dormido
otras veces es claro como lirio del alba.

Hacia el sur divagando cruzando las fronteras
crece un perfil inserto en su propio tesoro
es Guayana limada por aguas por amiantos
por la selva sin fondo por la mina que alumbra.

3

De arcanas posesiones emerge el Orinoco
arrastrando caudales hacia la soledad
y riachuelos le entregan a su visión terrible
la violencia serena de sus lenguas de plata.

Amalivaca espejo de toninas de ébano
Amalivaca seno donde el naufragio acecha
Amalivaca rostro que desafía el chubasco
Amalivaca escudo de sapoaras fulgentes.

Y después las tortugas en las playas dormidas
las crecientes que arrastran los árboles las casas
los ganados los nidos las maderas oscuras
Orinoco embrujado en el trópico errante.

4

Pero sigue el recuerdo ante el río de ríos
Orinoco que guarda a la antigua Angostura
con sus cantos perdidos de aborigen belleza
con sus flechas de autóctonas procedencias vencidas.

Queda Ciudad Bolívar como heredad anclada
en lenta maravilla de remos y guaruras
posición guarnecida por el agua incesante
como flota de magia como roca en el tiempo.

Ciudad del Orinoco qué encanto torrencial
conjurando a los vientos petroglifos y aromas
ciudad con una alianza de silencio de paz
cristal del Orinoco en imagen terrestre.

5

¿Cómo cifrar la luz de aquel paisaje
comarca transparente en sus mereyes
dorada en sus guayabas y hontanares
cómo exaltar la llave del prodigio?

Zona de los relámpagos terribles
paraíso de arenas y crepúsculos
hondón de morichales y diamelas
en densidad de asombro de nostalgia.

Allí enterradas yacen mis únicas hermanas
allí entre hierbas frías descansan insondables
confín donde la muerte me figuró el poema
comarca del silencio perfil de la elegía

6

Sus emblemas semejan episodios de nubes
su polvo es transparente como el oro cochano
Ciudad Bolívar feudo del trópico hechizado
en prodigio del agua más dulce de este mundo.

Región como de fábula como de asentimiento
reino de la botánica de un codiciado edén
orgía de mariposas de orquídeas de resinas
ciudad de malabares cavidad del delirio.

(A Mercedes Bermúdez de Belloso)

PAÍS DE LAS MARIPOSAS

6

Tendría catorce años la que escribe
y residía en una ciudad
construida entre colinas arenales
plantas maravillosas
colecciones de agua
comenzando por el Orinoco.
En esa edad se hizo solidaria
conservadora o quién sabe qué
revistiendo su habitación de adolescente
con la mayor festividad de mariposas.

Se acuerda que unos niños le ofrecían
en bandejas de arcilla
azules índigos
anaranjados sonámbulos
negros como las cabelleras de las Moiras
dorados de los álamos de otoño
Cuánta abundancia
de sonámbula claridad
cuánta invisible plenitud.

Ella lograba salvar
a mariposas violeta
a talismanes mariposas matizadas en ocre.

Era un país distante
con una flauta ignota alegrando su corazón
y el árbol de fuego
como visitante de la fantasía.

7

Ahora reposa en un plato ibérico
la rosa indefensa de una mariposa
puede surtirla como una elegía
pero es mejor la vida
cómo fue cómo fue cómo fue
Volaría entre las cayenas
y alrededor de las adelfas
en dualismo con pájaros
minúsculos duendes de un rojo tornasol.

IDEAL

Incendiar
las palabras falsas.

Terminar
con las promesas inútiles.

Romper
las sonrisas vacías.

Mirar el viento.
Ser como los pájaros.

Identificarse con los caminos.
Amar los insectos de oro.

Yo quiero eso,
nada más.

ELEGÍA A ALFONSINA

Ya tu nombre de luz pura se hace niebla
en la desnuda playa de lo arcano.

Viene cayendo, fina, la soledad sobre el nardo exquisito de tu espíritu.

¡Qué tristeza de brisa con recuerdo
coronando el ensueño de tu voz!

Un perfume de ausencia y de penumbra
tu partida define, peregrina.

Y qué suaves las visiones de la muerte,
añorando tu vuelo de cantora.

En el alma, la emoción levantada de tu adiós
vierte límpidos silencios...

FÁBULA DESTE ABRIL

«Y mis gemidos
se pierden en la noche silenciosa
que los recoge y a la mar los cuenta

Safo


Taciturna belleza,
Espíritu lejano,
Indefensa ternura;
Deseo de un deseo,
Azul de soledades.

Dame la mano,
Amor.
Un suspiro insondable
Atraviesa la sombra
De mi celeste sombra.

Te llamo tiernamente:
Misterio, dulce niebla;
¿Vendrás a darme olvido,
Noltalgia delicada?
Oh silencio de flor.

Angeles amarillos
Custodian esta llama;
Ay, qué amorosa queja
Rodea mi corazón;
¿Vendrás a libertarlo?

PARA TI, EN ABRIL

En la rosa encantada
De tu nombre,
Amo el perfume
De la belleza

En la brisa inasible
De tu sombra,
Evoco la tristeza
De la lluvia.

Esta llama de ardor,
De puro sueño,
Ante tu sonreír
Y su nostalgia.

INVOCACIÓN A SAFO

Amor que mis sentidos atraviesa
Y cruel hiere la rosa de mi nombre
Es antiguo en tus venas en tu sino
Safo por la pasión crucificada
Safo como bandera por el viento
Amor con alas con fatal desvelo
Se prende a mi verdad alucinada
Safo de la vehemencia degollada
Safo con aire vivo entre la muerte
Y azul de hierba en medio de la boca
Oh nube desolada por mi alma
¡Sálvame para siempre de temores!
Y Safo delicada lira pura
Me da su resplandor su poesía
Donde la flor con la esperanza ceden
Y todo en lágrimas yace sin ventura
Para caer de un ciego sentimiento
Ay diosa de grandeza verdadera
Dame por fin tu antorcha ya perezco
El amor del amor rodea mi aliento
Y gimo al tiempo irremediablemente
Safo pradera en sangre templo-aroma
Me pierdo entre tinieblas quebrantadas
Vienen la soledad la nada el polvo
Y quedo solitaria de infinito
Vuelve a mi corazón tu fe llameante
Que el amor es un mar atribulado
Un cielo con relámpagos de triunfo
Que el amor del amor mi pecho azota
Y lo enciende atormenta y fortalece
Safo del gran amor maravillado
Del poema caído en pleno fuego
Safo madona leve castigada
Dame la exaltación y sus raudales
Quiero morir amando para siempre
El torrencial secreto del amor.

AMOR
Amor en cuya entraña
Se detiene mi savia,
Amor en la certeza
De mi deslumbramiento.

¿Eres la primavera
Con flores y rumores?
¿Eres muerte gozosa
Con palmas y arroyuelos?
Amor en la intangible
Altivez del delirio,
Amor con desespero
Arrasador y límpido.

CANTO LIBRE
Alma pura te necesito porque sí
Pues ya mi corazón es un vértigo
Cedo al impulso del frenesí caigo en el vacío
Alma de mi alma apasionada clamo por ti
Oye este mi ruego con desespero con alas
Llamándote con los nombres más errantes
Esperando por tu aroma-secreto esperando
Todo me es indiferente me rindo a la melancolía
Alma pura distinta alma de rosa enamorada
Tuya es esta muerte mía esta muerte
Tómame como soy ardiente desolada visionaria
Escúchame alma con esperanza escúchame
Por la lealtad por la belleza torrencial
Es sed de tu infinito sed de amor maravillado
Lo que siento es temblor alucinado por la fe
Alma para quien ilumino estas estrofas
Brotadas del fondo de mi ser tumultuoso
Ven y levántame con tu claridad
Fatigada está mi sangre fatigada está
La dulzura se incendia en mis brazos
Y luego resucita resucita gracias a ti
Alma alma mía recibe mi voz incontenible.

«TORRE DE LAS VISIONES»
LA MADRE

1

Es una sombra ardiente
desvivida
en cristal del amor
es una sombra errante
desplegada
como principio al cielo
vigilante
dando su corazón y su secreto

2

Nos salva su espesura
que conduce al silencio

3

Vamos hacia el azul
junto a su aliento
y nos duele su ayer
río fugitivo

4

Oh suave jazminero
oh fuente pura
árbol del sentimiento
inapagable

5

Neblina en medio de la trágica
ansiedad de los días
cubriéndonos guardándonos
perfil neblina adiós

PARA EL AMOR
Las manos tocan el perfil la trama
y la carne se vuelve paraíso
los ojos buscan la armoniosa frente
y tiembla el corazón su asentimiento

El pulso agita su querer su fuego
y el deseo agiganta la tormenta
la boca se estremece (fuente y vida)
y el amor queda vencedoramente.

MUERTAS BELLEZAS
Museo Arqueológico. Madrid.


Fueron bellezas ahora están consumidas
en urnas en neblinas sin encuentro
donde los acantos alumbraron
las últimas oscilaciones de la sangre
Fueron bellezas sonámbulas
con desnudeces de oro de ansiedad
como la Dama de Ibiza resplandor
o como esa desconocida en medio de tesoros
conjurando la soledad del tiempo.

UN CANARIO

Quedó una pluma
volando
sin volar
por entre la rutina
indiferente
de unos tiestos
y otras cosas
quedó ilesa
—última invocación
heredera de la vida—
transmitiendo un adiós mítico
La peregrina deseaba llorar
junto a tanta tristeza
el adiós indefenso
la flor dorada de su imagen
exánime todavía tibia
(Recordaba a Pelusa Pomerania
¿cómo estaría en ese instante
cuando todo es la nada?)
Resistió el temblor herido
de las lágrimas
mientras unos niños
enterraban
el pequeño cadáver junto a un arbusto
que da flores semejantes a copas
Y allí metido en oscura hendidura
con una piedra negra como laude
allí
se perdió
aquella figura que cantaba
aquella criatura que era
amarilis plumaje brillante inocencia.

Palabras de Dinapiera para despedir a Jean


Jean Aristeguieta y Elvira Senior (*)

Por Dinapiera Di Donato

Una tarde de enero falleció en Caracas la poeta Jean Aristeguieta y casi no hubo lugar en el Facebook para su duelo, pues todos lloraban a David Bowie.

La primera vez que bailé con una mujer estaba sonando en la radio algo de Let’s dance o deChina Girl y no nos acercamos al hipódromo de los bosques de Boulogne donde Bowie daba un concierto porque en esos tiempos casi todas las mujeres enamoradas que yo conocía preferían estar a solas. A esa mujer le pregunté, puesto que era de Caracas, si conocía a Aristeguieta. Ella manejaba únicamente referencias de oídas y como venía de haber compartido talleres literarios con autores en edad de parricidios y matricidios, recordaba despropósitos tendenciosos. Con el tiempo he comprendido que el asunto, con algunas autoras, no era acoso moral propiamente dicho, sino orientar la lectura de los amigos y evitar lo no canonizable del momento. Leer mas

(*) Publicado en Crónicas urbanas, Revista Viceversa, febrero 21, 2016.

De ella y para ella, "siempre en la poesía"