Este espacio está dedicado a honrar la excelsa trayectoria de la poeta venezolana, nacida el 31 de julio de 1921 en Guasipati, población de la Guayana venezolana, y fallecida en Caracas, enero 8 de 2016. Su esencia fue ser poeta y cultivar la crítica poética, siendo una consumada helenista, hispanista, bolivariana, feminista, melómana. Con 85 libros y más de 2 000 textos publicados, Jean Aristeguieta seguirá entregada a la dimensión poética de forma etérea e infinita.
domingo, 3 de mayo de 2015
domingo, 26 de abril de 2015
domingo, 19 de abril de 2015
domingo, 5 de abril de 2015
domingo, 29 de marzo de 2015
domingo, 15 de marzo de 2015
Pequeño Reino Guasipati
La poeta, apacible en su mecedora y con sus manos frágiles aferradas a su escritorio portátil, nos obsequia el último de sus poemarios dedicado a su natal Guasipati, aún sin publicar. Aquí el segundo fragmento de esta obra:
Guasipati región paradisíaca
con luciérnagas y petunias
aquella zona tan remota
con el caimito tornasol
y la madre como el rocío
aquel ignoto ámbito
de aves extrañas lejanísimas
y la madre en las raíces de la esperanza
domingo, 8 de marzo de 2015
domingo, 1 de marzo de 2015
domingo, 22 de febrero de 2015
Primer poema
Viento que levantas canciones distantes
yo quisiera moverme como tú
yo quisiera correr con rumbos nuevos
hacia rutas lejanas de signos imposibles
Fragmento inicial del primer poema escrito por Jean Aristeguieta
Publicado en Ebriedad del delirio, p.13
domingo, 15 de febrero de 2015
Mi retrato (Por Guayasamin)
Me veo como rosa sostenida
por aborigen vuelo de la magia
¿soy el fervor el ocre la elegía
de un ámbito con ángeles de fuego?
Me contemplo crepúsculo del viento
amaranto que vela eternidades
Ebriedad del delirio, p.77
domingo, 8 de febrero de 2015
La poesía es limpidez de conciencia
Jean Aristeguieta, Barcelona, España 1980. |
Por Carlos Benítez Villodres
Málaga – España
Poesías y poetas
Ofende a la sensibilidad, a la inteligencia de los poetas, nos
expresa Jean Aristeguieta, la apatía, cuando no el olvido, de los incapaces de
apreciar el fondo de la belleza. La poesía, como todo cuanto es limpidez de
conciencia, está incomprendida en su calidad intrínseca.
La suprema aspiración del poeta, continúa manifestándonos
Aristeguieta, es palpar la verdad por medio de la hermosura sincera, cultivada
como talismán. Todo cuanto converge al ámbito de la preeminencia visible e
invisible se fragua en la poesía.
Así la paz, el amor, la nobleza, la cultura... tienen un
sedimento poético indiscutible.
Qué apartados aparecen de este panorama los prevalecientes
estallidos de malicia, murmuración, odio, servilismo...
(*) Texto en línea, revisado el 16/09/2011 a las 8:11 pm en http://www.carlosbenitezvillodres.es/paginas/articulos_opinion/articulos_granada_costa/2011/07_julio/01_julio_articulo_granada_costa_31-07-2011.pdf
domingo, 18 de enero de 2015
domingo, 4 de enero de 2015
Comentario sobre "Ebriedad del delirio"
Página Lírica, sección literaria del diario Católico, domingo 2 de agosto de 1992, páginas 8 y 9. |
Si no fuera por la poesía
Si no fuera por la poesía
¿quién descubriría el tesoro azul
la inmensidad transida del delirio?
Si no fuera por la poesía
¿quién sostendría la frente sus cristales?
Si no fuera por la poesía
¿quién abriría la catedral del alba?
Si no fuera por la poesía
¿quién le daría al amor su sortilegio?
***
Himno paraíso
Yo te amo poesía
padecimiento asombro afirmación
demudada embriaguez ciega inocencia
en tanto que el desvelo sobresalto
percibe la amenaza la tiniebla
yo te amo poesía
lucidez delirante emanación
relámpago fulgor intensidad
yo te amo poesía
con la sangre tormenta apasionada
yo te amo poesía
oración de ternura desgarrada
dominio de fervor integridad
desnudez apetencia maravilla
yo te amo poesía
sacrificio materia deslumbrada
origen soledad aterradora
frontera corazón inagotable.
***
Clamor del corazón
Dame tu corazón dame tu alma
para beberme fiel la poesía
dame tu sangre flor del paraíso
y dame tu ilusión tu fantasía.
Dame tu limpidez la dulce vena
que emana de tu ser enamorado.
Dame tu sueño dame tu prodigio
y dame en fin el rayo que consume.
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